El Momento de la verdad de Egipto
por Mordechai Kedar
El martes de la semana pasada los habitantes del ciudad
al-Mansoura, que se encuentra en la sección de Dakahlia en la parte norte del
delta egipcio, se despertaron por el sonido de una fuerte explosión que se
escuchó a 20 kilómetros del centro de la ciudad. Un coche cargado con decenas
de kilogramos de explosivos detonó junto al edificio de la administración de
seguridad de la región, mató a catorce empleados de esa administración y fueron
heridos más de un centenar de personas. Los grandes daños causados a los
edificios circundantes testificaron la
fuerza de la explosión. Hasta este momento, ninguna organización ha
reivindicado el ataque, pero el día antes del ataque una organización salafista
por el nombre de Ansar Bayt al-Maqdis (partidarios de Jerusalén) publicó una
advertencia a las personas de los organismos de seguridad calificándolos de
infieles porque colaboran con un régimen secular. En cualquier caso es evidente
que el ataque fue obra de un grupo de jihadistas profesionales, bien entrenados
con inteligencia sólida y apoyados por
una infraestructura técnica.
El gobierno de Egipto inmediatamente elevó el nivel de guardia en
todas las comisarías de policía, centros de seguridad e instituciones
gubernamentales en todo el país al más alto nivel, ya que el estilo operacional
de las organizaciones jihad es crear una serie de ataques programados
estrechamente juntos para intensificar el efecto del temor en la población, Es claramente obvio
que el país no puede dar seguridad total a sus instituciones sin dañar
seriamente la libre circulación de la población. Si deciden imponer un
toque de queda nocturno, como fue hecho durante la revolución de enero de 2011,
será a expensas de los vendedores indigentes y ambulantes que aprovechan de las
horas de la tarde cuando hay mucho tráfico de clientes. El gobierno no
está interesado en despertar la hostilidad de este sector de la población.
¿Quién es responsable del ataque. Hay dos candidatos naturales. Uno, es un grupo de jihadistas que tiene su base en el Sinaí y que en el último medio año ha absorbido severos golpes del ejército egipcio, pero que no fue eliminado. El segundo grupo consiste en cualquier organización en Egipto, no en el Sinaí, que usan las protestas como métodos violentos en respuesta a la eliminación de Mursi de la Presidencia. El movimiento de los hermanos musulmanes condenó el ataque. Hay quienes toman la condenación en serio. Piensan que el movimiento no está interesado en escalar la batalla contra el régimen para que no los definan como una organización terrorista y como consecuencia sean expuestos a medidas punitivas. Y hay quienes creen que la condena es sólo palabrería ya que el movimiento está furioso porque el régimen ha derrocado a Mursi y ha traído a los jefes del movimiento, a juicio, con cargos falsos,
¿Quién es responsable del ataque. Hay dos candidatos naturales. Uno, es un grupo de jihadistas que tiene su base en el Sinaí y que en el último medio año ha absorbido severos golpes del ejército egipcio, pero que no fue eliminado. El segundo grupo consiste en cualquier organización en Egipto, no en el Sinaí, que usan las protestas como métodos violentos en respuesta a la eliminación de Mursi de la Presidencia. El movimiento de los hermanos musulmanes condenó el ataque. Hay quienes toman la condenación en serio. Piensan que el movimiento no está interesado en escalar la batalla contra el régimen para que no los definan como una organización terrorista y como consecuencia sean expuestos a medidas punitivas. Y hay quienes creen que la condena es sólo palabrería ya que el movimiento está furioso porque el régimen ha derrocado a Mursi y ha traído a los jefes del movimiento, a juicio, con cargos falsos,
Aproximadamente hace seis meses,
el 4 de julio de 2013, el día después de que el ejército había
depuesto al Presidente electo Mohamed Mursi, publiqué un artículo en este
blog titulado 'El momento de la verdad se acerca'. En este artículo
escribí: Los nombres de organizaciones tales como 'al-Takfir wal-Hijra'
(excomunión y emigración) y 'Al-Nagun min al-Nar' (salvado del infierno) llenan
a altos oficiales del ejército egipcio con temor, porque saben que hay
suficiente gente entre la población egipcia que se identifican con las ideas
radicales de estas organizaciones. Detonar coche-bombas y causar pérdidas de
vida masivas entre las personas que se sospechan de haber ayudado a desligarse
a la hermandad musulmana del poder, después de que habían ganado legítimamente
en elecciones justas y democráticas.'
No soy ni profeta ni hijo de un profeta, pero coches bomba son un
medio aceptable a lo largo de todo el Medio Oriente - desde Irak hacia el
Océano Atlántico, de Siria a Somalia – para expresar rabia y resentimiento
contra el régimen o porque pertenecen a una religión diferente, una comunidad
diferente o un grupo étnico o tribal diferente. Utilizar un coche-bomba permite
a los atacantes transferir una gran cantidad de explosivos a un lugar cerca de
su objetivo sin levantar sospechas. El efecto que se logra - ya sea por daños
personales, daños a la propiedad o la influencia sobre la moral - es grande.
Eso es como uno se comporta en el Medio Oriente, y lo que ocurrió el martes por
la mañana en al-Mansoura no es fundamentalmente diferente en carácter de lo que
ocurre a lo largo de todo el Medio Oriente.
El coche bomba como un medio de ataque no es nuevo en Egipto
tampoco: aproximadamente hace tres años, durante la noche del 1º de enero de
2011 un coche bomba cargado con explosivos fue detonado frente a una iglesia en
Alejandría y murieron unos treinta cristianos que estaban saliendo de la Misa
de Nochebuena. Sin embargo, esta vez el coche bomba no tuvo intención de
hacerles daño a los cristianos. La intención fue, dañar a otros
musulmanes, no a una minoría religiosa sino a un al símbolo del régimen - el
edificio de Administración de la Seguridad de la región Dakahlia.
Desde el ataque, los medios de comunicación egipcios han sido movilizados para la guerra, y como 'el fin justifica los medios', los grupos islamistas de la hermandad musulmana y las organizaciones terroristas en Egipto y en el Sinaí se han definido como el enemigo, y su religión - según voceros del gobierno - no es el Islam porque el Islam no permite la matanza de musulmanes. No hay nadie en los medios oficiales egipcios que traten de expresar comprensión por la motivación de los atacantes o tratar de encontrar a algún tipo de justificación por su acción contra el régimen. Son males encarnados, “terror maldito”, para los egipcios. Los medios de comunicación egipcios no aceptan la teoría derrotista de corazones sangrantes, porque su gente sabe muy bien que Egipto - como sociedad y como Estado - tendrá éxito en no dar pie al radicalismo islámico a menos que sus ciudadanos estén dispuestos – emocional y prácticamente – a mantener una guerra abierta contra esa ideología con la determinación de triunfar y de destruirlo físicamente. .
Desde el ataque, los medios de comunicación egipcios han sido movilizados para la guerra, y como 'el fin justifica los medios', los grupos islamistas de la hermandad musulmana y las organizaciones terroristas en Egipto y en el Sinaí se han definido como el enemigo, y su religión - según voceros del gobierno - no es el Islam porque el Islam no permite la matanza de musulmanes. No hay nadie en los medios oficiales egipcios que traten de expresar comprensión por la motivación de los atacantes o tratar de encontrar a algún tipo de justificación por su acción contra el régimen. Son males encarnados, “terror maldito”, para los egipcios. Los medios de comunicación egipcios no aceptan la teoría derrotista de corazones sangrantes, porque su gente sabe muy bien que Egipto - como sociedad y como Estado - tendrá éxito en no dar pie al radicalismo islámico a menos que sus ciudadanos estén dispuestos – emocional y prácticamente – a mantener una guerra abierta contra esa ideología con la determinación de triunfar y de destruirlo físicamente. .
Traducido
por Shula Hamilton
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