Monday, October 21, 2013


ARABIA SAUDITA: BRAVOS Y  MORALES  O  MANIPULATIVOS E INTERESADOS

 

En una medida sin precedentes, Arabia Saudita se negó a asumir su asiento en el Consejo de seguridad de ONU, el foro más poderoso del mundo, encargado de proteger la seguridad internacional y autorizado a declarar la guerra a países que violan sus decisiones. ¿Por qué se negó Arabia Saudita a participar en el foro, que es quizás el único órgano capaz de lidiar con el programa nuclear militar de Irán? ¿Por qué los sauditas rechazaron la oportunidad de influir en los acontecimientos en Siria desde su asiento en el Consejo de Seguridad?

El motivo aparente fue dado por el Ministerio de Relaciones Exteriores Saudita, expresando su posición moral: Arabia Saudita no se unirá al Consejo hasta que se impongan las reformas que le permitan cumplir con su deber de preservar la paz mundial. En la actualidad, los mecanismos anticuados y los dobles estándards impiden que el Consejo haga su trabajo. Algunos de los ejemplos citados son e incluyen el fracaso de resolver el problema palestino creado 65 años atrás, a pesar de que las guerras generadas por el problema han amenazado la paz mundial. Otras razones son que el Consejo permite que el gobierno de Siria continue matando a sus ciudadanos sin imponer sanciones efectivas.  El Consejo no ha podido convertir el Medio Oriente en una zona libre de armas de destrucción masiva, dada su incapacidad para poner en marcha mecanismos para controlar programas nucleares de vigilancia eficaces.

Aunque los sauditass no mencionaron a Irán por su nombre, es evidente que no se referían a Israel, del cual no se sienten amenazados. Pero la cuestión nuclear iraní, que es de gran preocupación para Arabia Saudita, debería haber empujado a los sauditas a ser miembros del Consejo y en calidad de miembro del Consejo de Seguridad,  podrian haber influenciado directamente en la toma de decisiones contra Irán. Así que ¿por qué no se unieron?

Las razones tienen que ver con la cultura de honor que prevalece en el Medio Oriente. Hay que entender el concepto de honor para poder entender el comportamiento de los sauditas, hombres orgullosos del desierto. En primer lugar, un persona orgullosa no se unirá a un club que lo considera como un miembro de segunda clase. El Consejo de Seguridad está compuesto por los miembros de primera clase – los cinco permanentes (U.S., Rusia, UK, Francia y China), que tienen armas nucleares y poder de veto y por los miembros de segunda clase – 10 países cuya membresía es temporal, que están prohibidos de adquirir armas nucleares y no tienen ningún poder de veto. Un saudíta no acepta ser miembro de segunda clase. Prefiere  permanecer en las fuera del círculo porque su honor es más importante para él que cualquier otra cosa.

En segundo lugar, un hombre orgulloso no quiere servir en ninguna organización que aprueba políticas con las que él no está de acuerdo o que otros lo arrastren o maniobren en seguir dichas políticas. Los sauditas saben que en el Consejo de Seguridad tienen que comportarse de acuerdo con los dictados de los Estados Unidos, aunque ellos no aprueben las políticas del Presidente Obama en una amplia gama de temas. No quieren ser identificados con el apoyo estadounidense a Israel, con el apaciguamiento de Obama hacia Irán y  la vileza del Occidente visa-vis  Assad, el carnicero pagano de musulmanes. Los sauditas también en están en desacuerdo con el apoyo de Estados Unidos a la Hermandad Musulmana en Egipto y son partidarios acérrimos del Ministro de Defensa al- Sisi, también acusado de asesinatos en masa he inciendos de mezquitas.

Pero la principal razón de su negativa a unirse al Consejo de seguridad es el hecho de que Arabia Saudita continuamente socava la seguridad de muchos países: financia terror sunita en Irak, sus miles de millones mantienen las operaciones de cientos de milicias jihadistas que operan en Siria e utilizan sus muchos petrodólares para difundir el Islam Wahabí radical en  Europa, África, Asia y las Américas. Un asiento en el Consejo de Seguridad contradice todas esas actividades y podría poner a los sauditas en una posición embarazosa. Oprobio es muy penoso de tolerar en la cultura árabe, pero la vergüenza es todavía mas penosa.

El régimen Saudita prefiere operar detrás de las escenas, usando su influencia en secreto, lejos de los ojos del público. Es donde encuentra su fuerza. Un asiento en el Consejo de Seguridad pondrá a Arabia Saudita en el centro de atención y esto, también, va en contra  de su preferencia de ejercer su peso sin exponerse. Tienen todo, y tienen mucho que perder tomando decisiones que se hacen públicas. Membresía en el Consejo de Seguridad no mejorará su reputación y sólo creará fricción con los países del mundo, una fricción con los cuales se sienten incómodos dado que su visión del mundo es tradicional y sectario.

La cultura del Medio Oriente desempeña un papel importante en el ámbito internacional. Es muy importante tratar de familiarizarse con ella y de entenderla en la mejor manera posible.

 

 

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